En nuestra clase de Karma Yoga hablamos de que vivir en unión con el Universo es la única manera de fluir. Y cuando nuestro Yin y Yang interno estén en armonía, podremos alcanzar una larga vida sin achaques ni enfermedades.
Según el Taoísmo, a cada órgano le corresponde un color, un sabor, una emoción, una estación, un elemento…
El Otoño es la estación de los pulmones y el intestino grueso. Como decíamos en aquella ocasión, estamos en la etapa del año donde comenzamos a cerrarnos. Por lo tanto, es el gran momento para limpiar el cuerpo, la mente y el espíritu. Por eso al Otoño le corresponden dos órganos excretores.
Ahora bien, una vez puesto en contexto, hablemos del tema que trabajamos en la clase.
Al los pulmones e intestinos le corresponde la emoción de la tristeza y el elemento metal. Y cuando pensamos en metal, no pensemos en una barra de hierro, si no en largas y fuertes cadenas.
Normalmente, cuando una persona tiene problemas en estos órganos, es porque hay algo a lo cuál están encadenados y no se quieren soltar. Por ejemplo, cuando terminamos con una pareja, nos da tristeza y muchas veces tardamos un tiempo en superar esa relación. Claro, cuesta romper el lazo con la otra persona.
Otro ejemplo muy claro pasa con los padres. ¿Se dieron cuenta que cuando llegan cierta edad comienza los ataques de tos? Casi siempre ocurren en los momentos donde ya perdieron el control de lo que hacen sus hijos, pero siguen encadenados a ellos diciéndoles lo que tiene que hacer, sin “ser escuchados”.
Hace uno 6 meses estábamos en Bali estudiando yoga, cuando recibimos la noticia que uno de mis tíos había fallecido. La última vez que lo vimos, casi no habló, pero su mujer era pura vitalidad. Hace una semana, ella se fue también. No pudo romper ese lazo…, entristeció y se fue con él.
¿Qué tal si nos detenemos unos minutos a pensar a qué estamos encadenados en esta vida? ¿En qué estamos atrapados que no nos deja avanzar, pero tampoco queremos soltar: pareja, amigos, trabajo, dinero, costumbres, alimentos, creencias…? ¿A qué estás atado? ¿En qué no estás fluyendo?
Éste fue el Sanklapa (palabra en sanscrito que significa intención, propósito, determinación) de nuestra clase. Tal vez fue la más fuerte que hemos dado. Los vidrios de la Shala quedaron llenos de vapor y gotas escurriendo. ¿Cuántas cosas dejamos ahí (la piel es un segundo pulmón)? En cada Asana (postura de yoga) se buscó romper esas cadenas.
Y el sudor, las expresiones, la respiración, las lágrimas, hablaban de un gran trabajo interno.
El camino a la sanación ha empezado… Que así sea.
Namasté!
*Para entrar más en el tema, pueden leer el post: El Otoño: la estación del desapego.