La mayoría de nosotros nos acercamos al yoga en busca de una actividad física, pero el día que entras a tu primera clase, sin darte cuenta, comienzas a transitar uno de los caminos espirituales más antiguos del mundo.
Las posturas de yoga te ofrecen la posibilidad de acceder al espíritu a través de lo físico. Este proceso de despertar interior permite que los practicantes comprometidos atraviesen las diversas capas de su Ser. Cada postura física representa una oportunidad para curar el cuerpo y entrenar la mente. La práctica desarrolla una forma más armoniosa de vivir, actuar y ser.
El cuerpo se puede considerar la expresión física de la mente y el espíritu. Cuando piensas y actúas normalmente lo haces guiado por tus deseos, por lo que vas experimentando y aprendiendo en el camino. Estos, a través de la repetición, generan hábitos y creencias que van moldeando tu forma de ser y pararte en el mundo.
Las posturas de yoga cambian literalmente los patrones mentales, reemplazando las conexiones y redes negativas del cerebro por patrones sanos y felices. Flexionar y mover el cuerpo de una nueva forma fomenta que la mente funcione de un modo que ofrece bienestar a largo plazo.
El yoga es un santuario en donde aprendes a escuchar a tu cuerpo.
Es como tomarte vacaciones de los pensamientos negativos que funcionan con el piloto automático de tu mente. La actitud silenciosa y concentrada del yoga abre un espacio desde donde puedes apreciar la verdadera naturaleza de tu mente. Cuando tu capacidad de escuchar alcance su punto máximo de refinamiento, será tu alma quien te guíe directamente.
Por eso en Alqimia Corazón, nuestra intensión no es que persigas la perfección en las posturas. Es decir, que en dos meses hagas las posturas para la foto, eso llega con el tiempo; lo que nos importa es que a través del tu camino hacia la postura “perfecta” vayas experimentando los cambios que quieres hacer en tu vida. O sea, que logres el verdadero propósito del yoga.
¿Estás list@ para cambiar tu vida?
Juntémonos a hacer yoga
Namaste