Uno de los obstáculos más grandes para nuestra práctica de yoga y en general en nuestra vida, es la creencia de que debemos hacer todo perfecto, incluso cuando se es principiante. Constantemente nos toca ver a algunos de nuestros alumnos lidiar la batalla contra esta forma de ver y percibir el mundo y que muchas veces es tan fuerte que terminan desistiendo de su práctica o lesionándose. Por esta razón es que decidimos hablar abiertamente del tema con el objetivo de crear consciencia y tomar acción.
La palabra “perfección” deriva del latín «perfectio» y se refiere a la acción de dejar algo acabado que carece de errores o defectos y por ende reúne el más alto nivel posible de excelencia. En un punto la perfección conlleva la búsqueda de ideales en cierto grado utópicos que se alimentan de la creencia limitante del “nunca es suficiente”
El que nunca nada sea suficiente, trae como consecuencia a nuestras vidas mucha frustración, ira, insatisfacción y sufrimiento, prácticamente nos condenamos a no sentirnos nunca satisfechos o auto realizados, lo cual a la larga puede acarrearnos enfermedades. Una noción saludable del perfeccionismo consiste en saber identificar cuándo está lo suficientemente bien y estar en paz con eso.
Vivimos en una sociedad orientada a la concreción de metas y objetivos, en donde nos miden y medimos por nuestro desempeño y éxito exterior, lo cual en gran medida pareciera que determina nuestra valía (lo cual no es cierto, pero eso creemos); la competitividad es sumamente importante, así como las apariencias en donde a toda costa buscamos mostrar que estamos progresando. Nos obsesionamos con los resultados y con ir escalando. Nos olvidamos de lo importante de disfrutar del momento presente, de valorar cada aprendizaje, cada avance, de reconocer y celebrar nuestras pequeñas victorias. Y en esa inercia, emprendemos una carrera contra el tiempo y el espacio, queriendo ir más rápido, en el menor tiempo posible y con el mínimo de esfuerzo, atragantándonos, solo para darnos cuenta que con cada meta alcanzada, crece el vacío interior porque nada es suficiente.
Ser perfeccionista se vuelve un obstáculo, cuando nuestra tolerancia a la frustración es mínima y a la primera de cambio o nos damos por vencidos o estiramos tan fuerte que nos rompemos. Cuando nuestras ideas, creencias y aproximaciones a las situaciones de la vida y/o posturas del yoga, se vuelven rígidas, cuando nos creemos algo como verdad absoluta sin cuestionarlo, sin dar espacio a otros puntos de vista, cuando sobre pensamos las cosas y tratamos de racionalizar todo. Cuando somos críticos y duros con nosotros mismos porque no somos lo suficientemente buenos. Por otro lado, las luces del perfeccionismo, nos llevan a ser constantes, disciplinados y perseverantes, lo cual a la larga nos trae la maestría en lo que sea que hagamos.
Una de las cosas que hemos aprendido en el camino es que todo aquello que hagamos a través de la fuerza, al final termina rompiéndose. Mientras que las cosas que provienen de nuestro poder interior, nuestra intensión; además de que son sin esfuerzo, sin lucha y/o resistencia, siempre nos llevan a estados más elevados de conciencia y a la autrealización. Ese estado de paz y de armonía en donde se está bien con lo que se ha hecho, pues se sabe que se dio el corazón en cada paso.
Mucho se habla sobre la intensidad del practicante de Ashtanga por conquistar las diferentes series y posturas, lo cual muchas veces los lleva a lesiones que tardan tiempo en sanar o que con el paso del tiempo limitan su practica. Lo cual en nuestro caso no ha sido así, ya que creemos fielmente en que el método tradicional de Pattabhi, cuando es seguido con sigilo es poco probable que te lesiones.
¿A qué nos referimos con esto?
La forma tradicional de enseñar el Ashtanga Vinyasa Yoga, consiste en ir de a poco enseñándole al alumno las posturas una a una, no se le permite avanzar más de lo que a ojos del maestro la mente y el cuerpo del practicante están preparados para enfrentar, de ahí la importancia de las variaciones y respetar cuando el maestro te dice que hagas una modificación a la postura. La vinyasa entre muchos de sus funciones y objetivos, está el de mantener al practicante en el momento presente, completamente consciente y absorto de lo que está haciendo. Cuando ponemos atención en lo que hacemos, difícilmente haremos algo para dañarnos o lastimarnos. Las lesiones ocurren cuando hacemos las cosas de manera inconsciente, cuando no escuchamos a nuestro cuerpo y queremos llevarlo más allá de lo que en ese momento puede o necesita. Hay una extensa bibliografía que habla sobre el camino de aprendizaje que una lesión puede ofrecernos, sin embargo; en nuestra muy particular experiencia no es necesario llegar a rompernos para aprender. Al menos, en nuestro caso no ha pasado de contracturas y dolores naturales de la práctica y eso es lo que buscamos que experimenten nuestros alumnos también.
Hoy en día las redes sociales, el formarnos una imagen, una personalidad “cool” o diferente al resto, muchas veces nos hace querer avanzar y mostrar posturas perfectas o más avanzadas a cambio de likes o del reconocimiento social por nuestras proesas, aún si esa no es nuestra realidad y solo lo hagamos para la foto. Respetamos las motivaciones de cada quién para hacer yoga. Sin embargo es nuestra responsabilidad guiar a nuestros alumnos sobre cuáles son los principios sobre los que se sustenta la practica tradicional del Ashtanga Vinyasa Yoga, la cual trasciende las posturas y la alineación perfecta para mostrarnos un camino hacia la transformación interior que eventualmente se refleja en el exterior.
Patanjali en el sutra 1-12 habla de la “practica y desapego”, elementos esenciales para mantenernos en un estado de yoga (unión), que es el estado natural de la mente. Esto significa practicar conscientemente con intensión y desapegarnos de los resultados, es decir soltar cualquier expectativa que podamos tener de nuestra practica. Aceptando lo que es, lo que somos y el como nos encontramos aquí y ahora. Aprendiendo de lo que en cada practica vamos observando sin juicios.
La medida exacta como siempre decimos, es el camino de en medio, en donde nos exijamos salir de nuestra zona de confort, en donde tengamos la valentía y el coraje para trascender nuestras limitaciones; pero desde un lugar de infinita compasión, desde la intensión, la consciencia y el poder interior.
Dejémonos ser un aprendices, ser principiantes, declarar abiertamente que no sabemos y dejarnos sorprender por lo que la practica y la vida tiene para mostrarnos, disfrutar de cada paso que damos, sin la premura de quererlo saber todo o tenerlo todo claro, para nosotros esa es la clave de la felicidad y la paz mental.
¿Estás list@ para cambiar tu vida?
Juntémonos a hacer yoga
Namaste!